jueves, 16 de septiembre de 2010

NET ART Y POLÍTICA: EL ACTIVISMO POLÍTICO Y ARTÍSTICO III

OTRAS PRÁCTICAS ARTIVISTAS Y ART-HACKTIVISMO

Son estas diferentes tendencias artísticas aplicadas a la red como una apropiación de las estrategias políticas por parte del arte. Fue Heath Bunting el primer artista en definirse como Artivista, a partir de aquí el término se aplica a acciones políticas y sociales que se dan tanto en red como en el espacio físico. En red, se identifica con webs de alto contenido político, planteadas desde una visión artístico-estética. A veces, la obra se compone de una parte física, o con una referencia física, y una parte virtual. Una de estas webs más conocida es la que formó parte de la instalación de “Border line Stories” de Scott Townsend del 2003 en la que nos habla de políticas migratorias. Tan solo a modo de ejemplo comentaré otras de gran relevancia por su compromiso político y el uso que realizan de la ironía, parte importante en todos los proyectos activistas y hacktivistas.

www.Vote-auction.net de James Baumgartner en la que se pueden comprar votos subastados por particulares a favor de diferentes compañías y corporaciones. Un panel informa de la cotización de cada voto, tan familiar a los grandes inversores, que era actualizada periódicamente. La acción tuvo una gran repercusión mediática.

Otra es “Mejor Vida Corp” de Minerva Cuevas, en la que distribuye gratuitamente una serie de productos como billetes de metro, tarjetas de lotería, credenciales de estudiante etc. Su objetivo es parodiar las estrategias de difusión y consumo a través de una corporación. La crítica a las corporaciones es denominador común, como podemos ver.

Por último, la más reciente de los tres ejemplos es http://suicidemachine.org/ donde podemos suicidarnos virtualmente si nos arrepentimos de todos nuestras socializaciones virtuales a través de los foros.

En cuanto al art-hacktivismo, no debemos dejar de hablar de los famosos “Ceros y Unos”, artistas que combinan el uso de la red con actividades más tangibles. Usan también la estrategia de la simulación y la suplantación indistintamente en sus intervenciones por lo que podríamos decir que no hay nada que los restringa a la hora de llevar a cabo sus ideas.

La estrategia de simulación la utilizan en la creación de una Web de un falso artista llamado Danko Manver. La duplicación la llevaron a cabo cuando copiaron el acceso de art teleportacia, la Web de O. Lialina que llegó a vender una obra a un coleccionista y cerró teleportacia al publico bajo pago. Con esta acción criticaban el paso por caja en Internet y liberaron las obras albergadas en teleportacia para que fueran gratuitas.

También realizaron un virus para la Bienal de Venecia del 2001 pero su actividad hacker no tiene límites y llegaron a desarrollar el proyecto “FTP Permutations” en el que hackean temporalmente la Web del festival cambiando los nombres de las obras y los artistas provocando un desbarajuste. El tema de la vigilancia y el control en Internet lo tratan en su conocido “VOPOS” en el que combinan teléfono, satélites e Internet. Se conectan mediante un transmisor gps eran controlados por un satélite que enviaba la señal de su posición constantemente durante un año a la Web del proyecto. En ella, podíamos ver en tiempo real donde se hallaban en cada momento. El último proyecto a destacar es “Nikeground” del 2003 que realizaron junto al grupo Cultura NetBase de Viena. En él, simularon que Nike compraría una plaza de Viena con anuncios en prensa, un puesto informativo y maquetas del futuro monumento del famoso logo. La karlsplatz pasaría a llamarse Nikeplatz. Toda la información al respecto podemos encontrarla en su Web.

CONCLUSIONES: LA TECNO-VANGUARDIA

Pese a la crítica, parece factible que el hacktivismo siga expandiéndose, quizás transfigurándose y adecuándose a las circunstancias que lo rodean. Esto es lo que ha ido haciendo el arte a lo largo de su existencia y el Hacktivismo no seguirá una estrategia diferente. En este sentido, es agradable ver esta práctica artística como una continuidad dentro de las prácticas post-modernas.

Es probable que esta modalidad de activismo siga despertando interés, aunque posiblemente la cobertura de los medios se atenúe con el tiempo, de hecho, ya lo está haciendo tras superarse la fiebre de las “.com”, aunque hoy por hoy, esta idea de activismo es lo suficientemente nueva para los medios como para que sigua atrayendo la atención en un futuro cercano.

Aunque podemos estar más o menos seguros de que el hacktivismo está en pleno florecimiento, no hay forma de saber a dónde nos llevará, y la importancia o no que podrá llegar a tener. Una razón por el que es difícil saber en qué dirección va, es que éste se desarrolla según las transformaciones que se originan a nivel global, adecuándose a los movimientos del sistema. Podría decirse que estamos en el comienzo de una nueva manera de pensar, de un nuevo relato, de tomar parte en la guerra y resistirla desde posiciones estéticas; y que esta nueva vía pasa por esta inicial hacktividad.

En este texto hemos visto como cierto hacktivismo se defiende de las leyes actuando desde la cobertura que da la práctica artística, como hace también cierto tipo de activismo, dando lugar entre ambas al artivismo. Esta tendencia de dichas prácticas no se pueden pensar como casualidad dado que el arte en el S. XX se ha caracterizado por acercarse constantemente a actitudes activistas, sobre todo a partir de la segunda mitad de siglo con la politización de las performances y el video, así como con la introducción de la teoría feminista. En un mundo tan politizado, mediatizado y donde el capitalismo avanzado se desarrolla hasta límites extremos, no es de extrañar que el arte se ponga el “mono de trabajo” para decir y contar cosas que de otra forma no serían dichas. Así, el arte queda como el último reducto de la verdad, de la cordura, y vive de signos que otros estudios humanísticos, ya sean científicos o no, no pueden llegar, de cosas que otros no pueden expresar.

Este particular acercamiento parte de la tendencia natural del arte de apropiarse de lugares inhóspitos, abandonados, pero en su caso acentúa algunos puntos que le resulta de especial interés, como que el arte nos obliga a ver las cosas desde otro punto de vista, estableciendo conexiones nuevas y enseñándonos a ver, a conocernos, a conocer nuestra relación con el entorno y de este con el todo. Esta ruptura con lo que somos para construir un ser nuevo puede resultar molesta, pero es, sin embargo, necesaria pues activa nuestra mente. Otra faceta del artivismo es la forma en la que se relaciona con el medio, analizándolo y traduciéndolo, para devolver el mensaje a dicho medio tergiversado. En un mundo en el que la capacidad de respuesta del individuo es tan limitada, el arte se erige en defensor del ser humano devolviendo al sistema su mensaje manipulado, tergiversado, re-construido. Cuando la imagen es la forma de comunicación del Yo con el mundo, incluso anterior a los sentidos, la mejor forma de establecer esa comunicación es a través de la mediación artística dado que el arte son imágenes producidas por nosotros a imagen de cómo percibimos el mundo. Humanizar los nuevos medios tecnológicos y relaciones sociales es un buen fin para el arte aunque no sea el único. Esto le da, además, la capacidad para articularse en una nueva relación con dicho medio en el que se desenvuelve, en mejores condiciones de igualdad, más próxima al mundo real. Es importante en este sentido los intentos de erradicación del mercado en la relación artística, así como de los valores de índole capitalista.

Realizar la trasgresión desde la posición artística es más factible. Se puede ver como algo lógico que cierto activismo se escude en la libertad que da el arte para llevar a cabo sus intenciones aunque se debe ser consciente del precio que se paga por ello. La autonomía del arte da la posibilidad de actuar y decir lo que apetezca pero a costa de que la repercusión social de que la acción caiga varios enteros. Debemos pasar de ser representadores de la vida a ser constructores y diseñadores de un nuevo mundo. Por otro lado, cuanto más se introduzca el arte en la vida y tome partida activa, más conseguiremos su disolución y desaparición. Lo que debemos hace es barajar las consecuencias de esto y asumirlas según actuemos.

Por lo que yo abogo es por un arte que critique desde una posición estética, como hace hoy, pero no desde una posición de poder jerárquico tradicional sino desde la horizontabilidad. Bajar de su posición elitista no supone perder poder o status social, sino cambiarlo por uno tal vez mucho mayor. Entender el arte como ha venido haciendo la Historia del Arte es no comprender el momento histórico en el que vivimos.

La crítica por la crítica que llevan a cabo los grupos activistas debe ser superada por el arte, que debe realizar dicha crítica desde su posición estética para no ser fagocitado. Así, los grupos activistas tendrían y cumplirían en su ámbito social y el artivismo tendría el suyo propio, para que sus actividades no se solapen. De este modo, estaríamos ante una “Tecno-Vanguardia”, como llamo a esta faceta del arte que se vale de las nuevas tecnologías para constituirse como movimiento vanguardista. Al igual que las vanguardias de principios del S. XX, la nueva Vanguardia tecnológica se apropia de un mensaje político aunque de forma diferente a activistas o políticos para aplicarlo a su actividad y crear un nuevo concepto del mundo. La simbiosis del arte con la política es mucho más íntima en esta nueva vanguardia, menos elitista, más próxima a la sociedad. Estetizar la crítica es estetizar la vida, pero desde el arte, donde la estética va cargada de contenido crítico, no vacía o suplantada como se da en otros territorios mediáticos. Ante una situación de “estetización difusa” de la sociedad, el arte no puede caer en lo mismo y debe cargarse de contenido, diferenciándose así de otros entornos por su carga de significación para mantener su identidad. No hacerlo sería disolverse como práctica artística. La práctica artivista es una buena forma de hacerlo, y esperemos que perdure mientras se sigan dando las actuales circunstancias sociales.

No es misión del arte cambiar el mundo como pretendían las primeras vanguardias; debemos desterrar ese sueño inocente, aunque sí lo es criticarlo y transgredirlo para crear cierta conciencia y que sean otros los que lo cambien. No hacerlo sería caer en la alienación social, eliminando todo contenido. Hacer visible ciertas verdades ocultas o diluidas en un mundo censurado a través de la saturación de información para mostrar la obscenidad del sistema ridiculizándolo; mostrar los fallos técnicos del sistema que sustituyen ya a los errores del sistema político y económico; establecer líneas de resistencia desde dentro utilizando el mismo medio; investigar las prácticas sociales en las que se desarrolla; analizar las condiciones sociales de su experiencia y difusión; apropiarse del espacio en vez de ser presentado por él; exponer el espacio social de las redes en sí mismo como espectáculo; establecer, en fin, alegorías horizontales.

Después de analizar someramente esta unión interesada de las prácticas activistas y artísticas debemos preguntarnos hasta cuando esta alianza de Tecno-Vanguardia se hará efectiva. Parece haber una línea discursiva en el arte de los últimos cincuenta años que fomenta la crítica social y política desde posiciones tecno-estéticas coincidiendo con la post-modernidad y la última etapa del capitalismo avanzado, que siguiendo la tesis de Fredric Jameson debemos considerar como la más pura y feroz. No sería descabellado pensar que mientras que esta fase del capitalismo avanzado y la mediatización perdure, mientras la cultura post-moderna sea la expresión interna de toda una nueva ola de dominación militar y económica, el arte ejercerá su poder de crítica autónoma. Este es prácticamente el último reducto desde donde puede hacerse y debe ser aprovechado por la verdad para hacerse ver de manera explícita. En este punto nos encontraríamos ante un nuevo relato del arte al modo que Danto explica en ”El fin del arte”, al modo que dominó la práctica artística en los últimos cinco siglos. Aunque Danto hable de la imposibilidad de un nuevo relato, el arte necesita constantemente de líneas discursivas por las que discurrir, y una de estas podría ser la crítica social y política. Evidentemente es pronto para poder demostrar esto y saber si se seguirá esta línea durante algún tiempo más pero, desde mi punto de vista, todo apunta a ello. Esto se hace incluso más evidente si comprobamos lo vacías y aburridas que quedan las expresiones artísticas que siguen trabajando en cuestiones estéticas sin plantearse nada más, estancadas en unas normas pre-establecidas por el mercado que dictan el contenido. Cuando el ser humano tiende a moverse en función de lo conocido y aceptado, el arte que no conmociona, que no sorprende, estático, vive del pasado y no es interesante. Lo estético por lo estético corre el peligro de dejar de ser arte ante el peligro del diseño, la publicidad, etc. No entendería porque no se podría hablar de relato político del arte si este es el papel que le ha dado la sociedad en la post-modernidad y en la actualidad.

Por otra parte, la posibilidad de amaestramiento por parte de la sociedad del artivismo debería ser imposible dada la posición de preeminencia de la práctica artística. Esta debe estar siempre dos pasos por delante de la sociedad en la que se desarrolla, manteniendo un colchón de distancia. Ser vanguardia significa esto, y debe de ser fiel a lo que se es. En el momento en que el artivismo deje de ser crisis y auto-conciencia desaparecerá.

Para finalizar, me gustaría pensar que el arte no se diluirá en la vida y desaparecerá porque esto supondría la pérdida de uno de los territorios liberados de las pautas corrientes desde los que se puede hacer una crítica constructiva, desinteresada y eficiente. Ese intento constante por parte del arte de diluirse en los aspectos comunes de la vida no es más que una utopía necesaria para seguir caminando, pero la posición artística no puede desaparecer ya que es intrínseca a la misma vida.